Foto Divina Cocina

Después de valorarlo con su hermano vieron inasumible la propuesta de Marisa, la cual se llevó un buen disgusto.

-Mari, es imposible, tendríamos que contratar personal, comprar más maquinaria y informarnos de toda la normativa necesaria para poder exportarlo. Y conseguir transportarlo sin romper la cadena de frío - dijo Julio. 

-Pues realmente sería una locura.

Marisa no se rindió y empezó en buscar algún otro productor, llamó a la cámara de comercio y se informo de qué carnicerías podían darle ese servicio. Finalmente fueron unos fabricantes del Burgo de Ebro los que le respondieron. 

Mari se había quitado un peso de encima, se bajó a la tienda, pero antes dejó el Thermomix® haciendo los huevos duros. Aunque en la receta ponía de hacerlos en el cestillo, le pareció más interesante hacerlos con el modo cocción de huevos. A su hermano le apetecía comerlos rellenos cómo se hacían en casa de siempre y revisando cookidoo encontró una receta similar. Huevos rellenos de atún y pimiento. La de tiempo que no los comían. Era un clásico algunos domingos en la mesa familiar. Una vez ya en la tienda se dispuso a colocar todo en su sitio y a preparar los encargos. Hoy tenía uno muy curioso, tenía que preparar carne para treinta y dos personas. Era una pedida de mano por todo lo alto. Las familias eran griegas y era tradición entre ellos hacerlo así.

Sobre las doce vendrían a buscarlo, así que debería apurar, pues también iban llegando clientes a la tienda. Sin esperarlo llegó un mensaje de Raquel anunciando que llegaría por la tarde y todo un listado de encargos que también necesitaba. 

Raquel estaba en Tierz con un nuevo caso. Dos hermanas gemelas que habían vivido juntas toda la vida. Una de ellas, Lourdes, tenía que ir al hospital para que la operaran de cataratas y Raquel se esperó con ella hasta que la señora estuvo preparada. Hacía pocos años que habían vuelto al pueblo desde León, donde habían vivido. Regentaban una panadería, pero la tierra tira y al jubilarse la traspasaron. Benita se quedó en casa esperando. 

Las dos marcharon al hospital. A Raquel le sabía mal dejarla sin que llegara una sobrina de Lourdes que vivía en Huesca. La acompañó hasta el mostrador y ya estaba esperando la sobrina. Así que tras despedirse y saludar, se fue hacia Ejea. Ya comería al llegar.