Foto: Directo al paladar.

Jorge llegó a Luesia a media tarde, Mari Carmen estaba en casa de Puyal, había ido a despedirse. Descargó las compras que había hecho en Huesca. Se acercó a la cocina y se preparó un gin tónic, hacía días que no estaba sentado tranquilamente en la terraza de la casa. Estando sentado llamó a Ángel, para asegurarse de que todo iba bien con las vacas y que mañana se haría cargo de ellas. Mari Carmen llegó con un manojo de espinacas en las manos, lo dejó en la mesa de la cocina y se acercó hacia Jorge. Los dos se abrazaron y se explicaron las vivencias de esos días. Ella tenía que seguir ordenando la maleta y después ducharse. Él mientras tanto le preparó una Tortilla esponjosa rellena de espinacas, jamón y queso para el viaje de mañana. Fue hacia la cocina, conectó el Thermomix® y puso en el vaso un diente de ajo y picó 3 segundos a velocidad 6. Con la espátula lo bajó hacia el fondo y añadió 25 g de aceite de oliva y sofrió 2 min a 120°C y velocidad 1.

Limpió las espinacas y puso 80 g en el vaso junto a ¼ de cucharadita de sal y, sin poner el cubilete, sofrió 4 minutos a 120°C con el giro inverso y velocidad cuchara. Vació el vaso y continuó. Colocó  la mariposa en las cuchillas y puso 4 huevos, 30 g de leche, ¼ de cucharadita de sal y pimienta molida, lo batió durante 3 minutos a 37°C y velocidad 4. 

Calentó el aceite en una sartén antiadherente a fuego medio. Tiró la mezcla de huevo en la sartén y la cuajó hasta que el centro estuviera todavía un poco blando. Puso en una mitad las espinacas,  30 g de queso emmental en lonchas y 30 g de jamón serrano en lonchas finas y dobló la tortilla suavemente. La sacó de la sartén y la dejó tapada con otro plato.

Aquella  noche no durmieron mucho, Mari Carmen tenía que tomar el autobús a las siete y poco. Jorge se levantó con ella y acabó de preparar el bocadillo de tortilla. Le puso un puñado de cerezas en una pequeña fiambrera de las que aprovechas cuando compras cualquier alimento. También le puso un plátano, esas frutas son fáciles de transportar. A Mari Carmen le esperaban un par de horas de viaje hasta llegar a Zaragoza, después una corta espera y el tren a Barcelona donde la esperaría Sori.

Cuando salió la pareja hacia el autobús, los visillos de la habitación de Puyal se corrieron levemente. Ella miraba entristecida como se marchaba su nueva amiga a conseguir esos pequeños triunfos que te va dando la vida.

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