Foto: Alimente

A las siete y media era la hora de levantarse Joan. Como cada mañana lo primero que hizo fue abrir la ventana de par en par, buscar música relajada y hacer sus ejercicios respiratorios. Hoy tocaba la tabla más larga. Siguió su rutina de asearse y desayunar. Hoy no tomaría bocadillo, el otro día mirando cookidoo vio para hacer Granola y la dejó preparada. Además, los dátiles le encantaban, tenía que moderarse ante ellos.

El día que la hizo precalentó el horno a 150°C. Puso en el vaso 100 g de dátiles a los que previamente había sacado el hueso y 50 g de agua y trituró 20 segundos a velocidad 10. Con la espátula, bajó los ingredientes hacia el fondo del vaso y programe 2 minutos a 90°C y velocidad 1. Cuando finalizó ese paso añadió 300 g de copos de avena, 200 g de frutos secos, donde había un poco de nueces, avellanas, almendras, pistachos  y 50 g aceite,  mezcló 30 segundos  con giro inverso a velocidad 4. Abocó el contenido del vaso en la bandeja del horno y con la espátula extendió bien la mezcla.  Horneó durante 10 minutos (180°C). A los 10 minutos volvió a remover la mezcla con la espátula y horneó 10 minutos más.  Cuando acabó el proceso, sacó la bandeja del horno y mezcló bien con la espátula dejándolo enfriar.

El sol ya empezaba a calentar lo suficiente como para poder desayunar en el balcón, calentó la leche y abrió el recipiente de la granola. Recogió el menaje y se dispuso a subir a ver qué tal había pasado  la noche la lechuza. Al llegar al piso tuvo que mirar hasta encontrarla sobre el escritorio. Mientras la observaba oyó alto y claro el siseo que emiten estas aves, pero venía del dormitorio principal. Las persiana seguía cerrada, así que la subió. Volvió a oír el mismo sonido que salía del armario, abrió con cuidado y había cinco pares de ojos que lo observaban. Tenía toda una familia de lechuzas a sus pies. Cerró el armario con cuidado y al tratar de salir de la habitación la primera lechuza que había visto volvió a repetir el ataque del otro día y se lanzó contra Joan, que haciendo un requiebro logró evitar el zarpazo. Cerró la puerta de la habitación de golpe, después la del piso y llamó a la policía local para avisar del hecho.

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